Nación

Dolor y pedido de justicia en la despedida de Miguel Ramírez

Mientras el cortejo fúnebre hacía su recorrida final y sus familiares y amigos lo despedían por última vez en una casa velatoria de José C. Paz, Iván Fontán, de 25 años, confesaba haber arrojado la bengala asesina.

Miguel Ramírez

Miguel Ramírez, más conocido como Keko entre sus amigos, falleció el lunes pasado tras haber pasado diez días de agonía como consecuencia de las heridas mortales que le dejó una bengala que se estrelló en su cuello durante el recital del grupo de rock La Renga en la ciudad de La Plata.

Ramírez tenía 32 años, dos hijos y un tercero por venir, su mujer está embarazada de siete meses; era vecino de Los Polvorines y tenía a su familia en José C. Paz.

 Al velatorio concurrió mucha gente, amigos y familiares sobre todo, también estuvieron presentes los integrantes de La Renga, como símbolo de respeto y solidaridad.

“Desde el fondo de mi corazón yo lo perdono”, expresó Roberto, el hermano de Miguel, en referencia a Fontán. La familia Ramírez pide por sobre todas las cosas que se haga justicia.

 EL RESPONSABLE. Iván Fontán, de 25 años, fue detenido ayer por la tarde en Ingeniero White, confesó haber tirado la bengala el sábado 30 de abril en el recital de La Renga. El comisario Roberto Castronovo, superintendente de Investigaciones de la DDI platense sostuvo que hay “varios testigos” que aportaron datos que llevaron a identificar a Iván Alejandro Fontán como la persona que habría arrojado la bengala. El joven será llevado hoy ante la fiscal del caso, Virginia Bravo. Su detención fue ordenada por el juez César Melazo. La investigación, que se inició de oficio porque no hubo denuncia previa de la familia de la víctima, está caratulada como “homicidio culposo”. Publicado por Página 12.


MIGUEL Y EL FÚTBOL.  Dos meses antes de la tragedia en el recital de La Renga, Miguel Ramírez pensaba volver a jugar y se entrenaba con el plantel de Primera de Juventud Unida. Publicado por diario Olé.


TRAGEDIA DE CROMAÑÓN. La tragedia del 30 de diciembre de 2004 en el boliche República de Cromañón también tenía reservado un lugar para Miguel Ramírez. Fanático del rock nacional, el joven de José C. Paz pensaba concurrir al recordado recital de Callejeros donde murieron 194 personas. “Iban a ir todos: mis hijos, mis nueras, mis yernos, mis nietos, pero yo no tenía plata para darles y, además, a última hora se rompió la camioneta en la que se iban a trasladar. Si hubieran llegado, todos podrían haber muerto en esa tragedia”, dijo Hugo Ramírez, padre de la víctima. De todas maneras, la pasión por el rock, el fanatismo puro por esas bandas, lo llevó a presenciar un nuevo recital y a encontrarse con ese cruel final que el destino parecía haberle preparado. Publicado por diario Olé.

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