Nación

Disturbios y huevazos en el Concejo Deliberante

Segundos después de que lanzaran un huevazo y explotara a centímetros del concejal del Frente para la Victoria Gerónimo Moyano, comenzaron los tumultos y golpes entre cariglinistas y militantes oficialistas. Fue esta mañana en la sesión del Concejo Deliberante, en la que se aprobaron la emergencia administrativa y una nueva reglamentación para los empleados municipales.

Apenas comenzada la sesión, a las nueve de la mañana, un grupo de simpatizantes del ex intendente Jesús Cariglino, entre los que figuraban la consejera escolar Nora Mancilla y el referente territorial Chango Gómez, comenzaron a arengar a favor de la única concejala cariglinista: Mónica Zabala. Pero también muchos de los gritos fueron contra las mujeres que ocupaban la banca del Frente para la Victoria: «peteras y mogólicas», fueron algunas de las palabras que se escucharon. Fue la primera sesión del año en la que habló Zabala, que cuestionó al subsecretario de Seguridad Jorge Cancio.

La Policía intervino y no hubo incidentes mayores. El recinto se cerró al público. Nadie podía pasar una vez comenzada la sesión. Tanto el Chango Gómez, quien en 2007 fue concejal electo por el FpV de la mano de Luis Vivona pero días después se pasó al cariglinismo, como el ahora oficialista Sergio Lugones se ocuparon de calmar las aguas y evitar las piñas.

Una vez aprobada la emergencia administrativa, el grupo cariglinista se fue del recinto. «Vamos, vamos, ya está», repetía Gómez. El cariglinismo ni siquiera se quedaron a esperar la discusión del proyecto de empleados municipales, que sucedió inmediatamente.

Minutos después, el concejal del monobloque Compromiso Peronista, Claudio Gómez, pidió a Zabala -sin nombrarla- que reflexione sobre el hecho de traer militancia para generar disturbio. «Pido responsabilidad a futuro», expresó. Además, cuestionó que el jefe de bloque del Frente Renovador, Mario Gualmes, dijera que se tratara de vecinos. «Los vecinos no se dejan arrear. Para mí fue un hecho político». A lo que Gualmes respondió que entre el público sí había vecinos que habían ido a presenciar la sesión por un pedido de un asfalto. Además, denunció que cuando llegó al Concejo «lo apretaron» para que «tenga cuidado» con lo que aprobaría.

También el concejal Héctor Ruviera habló del respeto en el recinto: «Debatimos problemas del vecino y tenemos que tener consideración».  A su turno, la concejala Andrea Pavón del FpV dijo que el nuevo gobierno municipal tiene una tesitura distinta, de diálogo y expresión de ideas.

Lo bizarro de los disturbios es que no se notaba con claridad los diferentes bandos, porque por un lado estaban los cariglinistas y por el otro los ex cariglinistas, ahora oficialistas. En este sentido, causa estupor, como una patada en el estómago escuchar a la concejala Andrea Palavecino -ex cariglinista- repudiar la violencia como lo hizo esta mañana, cuando hasta hace unos meses ella era parte cómplice de esa violencia y amenazaba a militantes opositores. Además, pidió que se sesione a puertas cerradas. La última vez que se sesionó a puertas cerradas fue el 7 de junio de 2012, dos días después de la golpiza a periodistas y víctimas de mala praxis, cuando no dejaron entrar ni a los trabajadores de prensa.

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