Una por una, las historias y fotos de las 15 vidas que se apagaron en la ruta 144
La pasión por la danza era lo que unían a las 54 personas que el domingo viajaron en el micro que volcó en la zona de Cuesta de los Terneros, a 30 kilómetros al sur de San Rafael. La mayoría concurría al instituto de danzas Soul Dance Studio, de la calle San Martín de Grand Bourg. Habían viajado para participar en un concurso de baile en el teatro Roma de San Rafael. Horas antes de la tragedia había ido a conocer el centro de esquí de Las Leñas. A continuación, un perfil de las 15 víctimas fatales.
Fuente Clarín & Malviticias
Danna Reynoso Bauza, 8 años
La más chiquita de las víctimas fatales. Su familia llevó a cabo una intensa campaña en las redes sociales porque fue de las que más tardó en aparecer. Las fotos que se pueden ver en su perfil de Facebook la muestran con sus amigas y en pose de baile.
Camila Saucedo, 12 años
En las redes sociales ya se definía como «bailarina». Viajó a Mendoza junto a su madre y a sus dos hermanas, Delfina y Nicole, todas alumnas del Instituto Adventista Los Polvorines. Era la mayor y se dedicaba a la danza desde muy chicas.
Sus amigas cuentan que siempre que la visitaban en su casa, en Grand Bourg, la encontraban bailando. Soñaba con dedicarse a bailar. Quería salir en la televisión y que la reconocieran por su talento, recuerdan. Era alumna del Instituto Evangélico Argentino de Grand Bourg y de la academia Soul Dance, igual que Valentina Arias. Iban juntas a todos lados.
Valentina Arias, 13 años
Había empezado a bailar hace dos años en Soul Dance y era una de las actividades que más disfrutaba. Sus amigos y compañeros del Instituto Evangélico Argentino de Grand Bourg cuentan que en los recreos siempre se la veía practicando coreografías por los pasillos. Vivía con su mamá y el padrastro. Su familia la recuerda enérgica y saltarina. «Estaba en todos lados», dicen.
María Sol Silva, 13 años
Camila Mastropierro, 14 años
«Dulce, simpática, buena alumna y compañera; brillaba donde se movía». Esas palabras dijo Natalia, su tía, al recordarla. Según dijo, amaba bailar y el viaje a Mendoza fue el primero con sus compañeros de la academia. En octubre había celebrado su fiesta de 15.
Sol Villagrán, 17 años
Estaba tan contenta con el viaje a Mendoza junto a sus compañeros de baile que en los últimos días subió fotos de San Rafael y escribió: «Me quiero quedar acá». En el resto de las fotos publicadas en su perfil mostraba sus habilidades para bailar. «No hay lugar donde sea más feliz que arriba de un escenario», aseguró en la red social el mes pasado.
Marcos Agustín Velázquez, 19 años
María de los Ángeles Pérez, 31 años
«Era inseparable de su hija, siempre iban juntas a todos lados», cuenta una amiga de «Mery», como le gustaba que le dijeran. Trabajaba haciendo candy bar para cumpleaños. Para el viaje a Mendoza se esforzó mucho económicamente para ir junto a su hija Agustina, que está fuera de peligro. Mery estudiaba en la Universidad de Luján, sede San Miguel. La alta casa de estudios, dio su pésame por la pérdida.
Fátima López, 33 años
Fátima había viajado a Mendoza junto a su suegra para acompañar a sus dos hijas Josefina y Angélica, de 8 y 10 años, alumnas de la academia de baile desde noviembre del año pasado. Su hermano Sebastián asegura que le dedicaba mucho tiempo a las nenas. Las llevaba al colegio, a las clases de danza y las ayudaba a practicar las coreografías. Tenía pensado casarse con Eduardo, el padre de las chicas. Josefina, Angélica y Teresa, la abuela de las nenas, sobrevivieron a la tragedia.
Jorge Damián Pinelli, 34 años
Junto a su padre, Jorge Pinelli, eran los choferes del micro de la tragedia. Manejaba Damián cuando el micro volcó. Dejó una hija de 5 años y a su esposa, que está embarazada. Su padre, que viajaba en el asiento del acompañante, sobrevivió y permanecía internado.
Merilu Andino, 39 años
Karina Guomez, 38 años
Karina viajó a Mendoza para acompañar sus dos hijos, una nena de 11 años y un varón de 4. Los chicos sobrevivieron.
Antonia Lloirie, 68 años
Era la mamá de David Sosa, uno de los profesores de danza de la academia. Su hermana Mónica cuenta que cada vez que salían de excursión con el instituto ella los acompañaba porque los nenes la querían como a una madre. «La amaban, ella aconsejaba, educaba y enseñaba», recuerda su hermana.