Nación

Ministra de Seguridad Patricia Bullrich profundiza doctrina antipiquetes

En una de las más recientes marchas de la organización social Polo Obrero hubo un momento que apenas fue captado por los medios. Un nutrido grupo de fuerzas de seguridad federales interceptó una marcha de la rama piquetera del Partido Obrero que intentaba llegar a Puente Pueyrredón. El operativo detuvo la manifestación casi dos cuadras antes de que llegara a la vía de acceso a la Ciudad de Buenos Aires. No habría obstáculos. Polo Obrero, portando grandes pancartas y con militantes encapuchados en sus filas, tuvo que contentarse con protestar en una calle cercana de Avellaneda.

Habrá más ejemplos de esto en las próximas semanas. La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, está convencida de que debe profundizar su protocolo y política «antipiquetes». Incluso si hay más marchas, la directriz oficial de que no se deben bloquear carreteras, autopistas y puntos de acceso –y que las protestas deben tener lugar “en la acera” siempre que sea posible– está más vigente que nunca.

Es más, durante los reservados diálogos que Bullrich viene manteniendo con el presidente Javier Milei, la política de seguridad se ha convertido en uno de los pilares de la gestión de La Libertad Avanza. Cualquier oportunidad que tiene, ya sea en público o en privado, el jefe de Estado ensalza el trabajo de “la señora Bullrich” (como siempre la llama). Ha empoderado a su ex rival presidencial y a las fuerzas federales del país para que tomen el control de las calles.

En ese contexto, el Ministerio de Seguridad observa y espera un escenario de mayor conflictividad social en los próximos meses. Hay orden de no hablar con organizaciones sociales, partidos de izquierda y sindicatos que se manifiestan. Ese trabajo, en el caso de la ciudad de Buenos Aires, recae en el ministro de Seguridad de la ciudad, Waldo Wolff, y en Diego Kravetz, jefe de la policía de la capital.

“Patricia siempre ha sido muy clara: los retenes son un delito y eso lo vamos a cumplir. Las fuerzas federales tienen orden de impedir cortes de carreteras y les estamos dando todo el poder para actuar en consecuencia”, explicó a Perfil una alta fuente cercana a Bullrich.

Bullrich también ha estado conversando con su compañero de gabinete, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, sobre un tema que le preocupa: la lentitud, en algunos casos, de los procesos judiciales.

En particular, el hecho de que cuando las fuerzas de seguridad arrestan a alguien durante marchas o intentos de bloqueos de carreteras, los tribunales deben decidir si lo encarcelan o lo liberan en ese mismo momento. A lo sumo, las fuerzas pueden paralizar una decisión. Otra denuncia es que algunos activistas durante las protestas han afirmado ser periodistas, mientras que algunos detenidos desafían las órdenes que los obligan a ser detenidos en vehículos policiales durante las manifestaciones.

El Ministerio de Seguridad también está evaluando otros escenarios probables. Por ejemplo, una marcha mucho más grande que incluya un control de carreteras. La idea de Bullrich, en la que viene trabajando en coordinación con Wolff, es limitar el número de cortes, evitando especialmente el corte del tráfico en las avenidas, y que el despliegue de fuerzas se reparta en dos o tres anillos, con cada fuerza alterna posiciones.

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