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El próximo obstáculo para Bukele en El Salvador: la posesiones

Los salvadoreños que disfrutan de una paz recién encontrada gracias a la «supresión» del presidente Nayib Bukele contra las pandillas le otorgaron un abrumador mandato para un segundo mandato en las elecciones del domingo. Pero los problemas económicos significan que el período de escaparate de miel podría estar llegando a su fin, dicen los analistas.

Con una deuda pública elevada, casi un tercio de la población viviendo en la pobreza y precios al consumo en rápido aumento, los salvadoreños al punto que acostumbrándose a una vida independiente de miedo, están empezando a pensar cada vez más en lo que vendrá a posteriori.

«Su segundo gobierno será problemático porque las expectativas del pueblo no se verán cubiertas ni económica ni socialmente», dijo a la AFP el economista independiente salvadoreño César Villalona. «El [economic] Las tendencias no son buenas para él ni para su régimen».

Bukele es considerado el presidente más popular de América Latina, gracias a una represión de pandillas que ha convertido lo que alguna vez fue uno de los países más violentos del mundo en uno mucho más seguro.

Sin retención, «todavía hay muchos salvadoreños que están abandonando el país», dijo a la AFP el analista Michael Shifter, del colección de expertos Diálogo Interamericano en Washington.

«La situación de seguridad es mejor, pero la posesiones todavía está en mal estado».

'Todo es más caro'

Bukele prometió el domingo «un período de prosperidad» por delante «porque ya no hay frenos para emprender, no hay frenos para estudiar… para trabajar, no hay frenos para el turismo».

Pero en la calle empiezan a surgir quejas.

En cuanto a «la lozanía, la educación, hacen descuido muchos cambios», dijo a la AFP la vendedora ambulante Blanca Noemí, de 52 abriles, en la renta, San Salvador.

«Todo es más caro», dijo el taxista Miguel Juárez, de 37 abriles.

La ama de casa Elizet García, de 35 abriles, añadió: «Necesitamos más oportunidades de empleo para los jóvenes».

Según Villalona, ​​el tranquilo crecimiento financiero y la caída de la producción agrícola e industrial son un mal augurio para el futuro.

El costo de una canasta básica de alimentos –incluidos pan, frijoles, carne, huevos y frutas– aumentó en torno a de un 30 por ciento en tres abriles, mientras que el salario exiguo aumentó sólo en torno a de un 20 por ciento.

Casi el 30 por ciento de los salvadoreños vivían en la pobreza, según cifras de 2022 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de las Naciones Unidas.

Un documentación del Departamento de Estado de EE. UU. de 2023 dijo que en torno a del 70 por ciento de los trabajadores salvadoreños estaban empleados en el sector informal sin entrada a beneficios gubernamentales de lozanía y pensiones.

«Los problemas del país son mucho más amplios que la cuestión de seguridad», dijo Ana María Méndez Dardón, directora para Centroamérica de la Oficina de Washington para América Latina, una ONG que promueve los derechos humanos.

«En términos de entrada al empleo, a los bienes, a la educación y cosas así, no ha habido ninguna perfeccionamiento», afirmó a la AFP.

La corrupción 'un desafío'

La lozanía fiscal es otra preocupación importante, con una deuda pública de en torno a del 80 por ciento del Producto Interno Bruto y el país incapaz de entregar bonos en el extranjero para cobrar efectivo o atraer mucha inversión, dijo Villalona.

En cambio, el gobierno ha tenido que pedir prestado a organizaciones internacionales, a su propio faja central y al fondo de pensiones franquista, aumentando aún más el dita.

Con menos boleto en circulación, «la capacidad de consumo está cayendo. Y eso no parece que vaya a tener una posibilidad a corto plazo», afirmó Villalona.

El país está negociando con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un préstamo de unos 1.300 millones de dólares.

Pero Villalona dijo que Bukele se ha mostrado remiso a cumplir condiciones que incluyan recortar el consumición divulgado y los subsidios y aumentar el impuesto al consumo «porque tiene un costo político».

El Departamento de Estado de EE. UU. dice que el estado de emergencia vivo desde marzo de 2022 «está contribuyendo a mejorar la confianza de los consumidores y el optimismo sobre las condiciones económicas».

Sin retención, esto «aún no se ha traducido» en una inversión extranjera directa significativa, en parte porque «la responsabilidad del gobierno se ha débil en los últimos abriles» y la corrupción sigue siendo «un desafío».

Se proyecta que el PIB para 2023 llegará al 2,8 por ciento, y el FMI pronostica que será del 1,9 por ciento para 2024.

«El desafío es crecer a tasas más altas», dijo a la AFP el ex autoridad del faja central y ahora analista Carlos Acevedo.

En un intento por revitalizar la posesiones dolarizada y dependiente de las remesas, Bukele convirtió en 2021 al bitcoin en moneda de curso justo conexo con el dólar estadounidense, aunque los estudios muestran que su prohijamiento ha sido lenta.

Invirtió una cantidad no revelada de boleto de los contribuyentes en la criptomoneda a pesar de las advertencias sobre riesgos de volatilidad de instituciones globales, incluido el FMI, que quiere que se revoque el estado de concurso del bitcoin.

Acevedo dijo que el segundo gobierno de Bukele debe afrontar urgentemente la pobreza.

Sin inversión social, advirtió: «el tema de las pandillas o un equivalente [phenomenon] resurgirá en el mediano plazo».

Por Mariëtte Le Roux y Carlos Mario Márquez, AFP

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