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«Jugar es un derecho tan importante como otros de las infancias», señalan desde la Senaf

Ilustracin Pablo Blasberg
Ilustración: Pablo Blasberg.

Mariana Melgarejo, directora nacional de Sistemas de Protección de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), consideró que «el jugar no es solo disponer de juguetes» y planteó que «para generar una situación de juego y no dependemos de ellos», al ser entrevistada por Télam en ocasión del Día de las Infancias, cuya celebración será este domingo.

La Senaf es el organismo responsable de implementar el Programa Nacional del Derecho al Juego (Jugar), iniciativa del Estado nacional concebida en junio de 2020 durante la emergencia sociosanitaria provocada por el coronavirus. Su propósito fue -sigue siendo- garantizar desde las políticas públicas el acceso al derecho al juego para el aprendizaje y la construcción de prácticas de ciudadanía.

Algunos municipios que ya participan del programa son Mar Chiquita, Mercedes, Navarro, Pehuajó, Almirante Brown, de la Provincia de Buenos Aires; Margarita Belén, de Chaco; Diamante, de Entre Ríos; Santa Rosa, de La Pampa; San Rafael, de Mendoza; Jardín América, de Misiones; Río Turbio, de Santa Cruz; Reconquista, de Santa Fe y Tafí Viejo. de Tucumán.

A continuación, los pasajes centrales de la entrevista:

– ¿Dé que se trata el programa Jugar?
– Jugar es el primer programa nacional que institucionaliza el derecho al juego como política pública. Antes había actividades, acciones y programas que apuntaban al desarrollo de juegotecas o a la recreación pero no había un programa que hable del derecho al juego y que invite a las jurisdicciones a ponerlo en la agenda pública como política de Estado. Pensamos que iba a haber una resistencia porque en la pandemia las urgencias eran otras, pero fue tomado con entusiasmo.

– ¿Cómo se compone?
– El programa tiene dos líneas. Una capacitación a equipos técnicos jurisdiccionales, tanto municipales como provinciales. La otra es un subsidio para que inicialmente se ayude a establecer una política pública en esa jurisdicción que pueda sostenerse en el tiempo. Por ejemplo, puede usarse para equipamiento, para una jugateca móvil, es decir, cada municipio y cada provincia eligió la forma en que el (programa) Jugar iba a tomar en ese territorio, porque no es un enlatado sino una política situada.

– ¿De qué manera es promovido el juego?
– En cada lugar en el que estamos, que son más de 50 municipios, tomó distintas formas ya que hay diversas realidades. Un ejemplo ilustrativo es La Rioja. Hay una propuesta, que es una juegoteca móvil, que va llegando a las distintas comunas rurales, del departamento de Vera Peñaloza. Y el programa ya tomó una identidad que las comunas te piden «traigan el Jugar». Otro caso es la provincia de Entre Ríos, que los destinó a los hogares. Los dispositivos convivenciales de chicos no tenían la mirada del juego como una de las actividades prioritarias y a través de este programa sensibilizamos y capacitamos a los hogares; llevar el juego a donde están los chicos, es decir, llevar el derecho a donde están los sujetos. En algunos municipios se han asociado otros operativos. como la campaña de vacunación de la Covid, al Jugar. Con el juego llegamos a territorios donde era más difícil. Llegar con el juego te da un contexto más lindo, agradable, más convocante. Sirvió para acercar otros derechos. Por eso, una de las patas más fuertes del Jugar es la capacitación y formación de recursos humanos que puedan acompañar el proceso de instalar el juego en la sensibilidad social y en la agenda pública, que no es solo la agenda política. La idea es que toda la sociedad y todos los adultos y adultas tengamos en cuenta que el jugar no es un premio, no es para el tiempo que sobra sino que es tan importante como otros derechos.

– ¿Por qué es importante que las infancias puedan jugar?
– Es importante porque tiene que ver con el desarrollo saludable. Un chico o chica que no juega es un síntoma de que algo no está bien. El juego tiene que ver con el aprendizaje, capacidad exploratoria y la plasticidad de adaptarnos a los contextos. Pero también tiene que ver con las habilidades sociales que se pueden tramitar e incorporar durante el juego. Hemos visto que el Jugar ha ayudado a transitar crisis y conflictos. El jugar por jugar también ayuda a salir un rato de una realidad crítica y compleja y que puedas imaginar otros mundos posibles. El juego tiene funciones sociales pero lo que enfatizamos es que el juego es un derecho, los chicos tienen que poder jugar por jugar. Esto está en la Convención Internacional sobre los Derechos del Niño (Art. 31) y la Ley de Protección Integral de los Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes (Ley 26.061, Art. 20).

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