Cultura

El Festival Poesía Ya! promete cuatro días de intenso movimiento en el CCK

Diana Bellessi inauguró el festival. Foto Raul Ferrari

Por Dolores Pruneda Paz y Milena Heinrich

La poeta Diana Bellessi inauguró este jueves el Festival Poesía Ya! en el Centro Cultural Kirchner (CCK) con una velada de lecturas a sala llena en la que compartió 50 años de su obra, el inicio de un encuentro vibrante al que se sumaron artistas como Isol, Teresa Parodi y Francisco Garamona con poemas musicalizados que expandieron los lenguajes que es capaz de alojar la poesía y palpitaron la vitalidad de un género que siempre está naciendo y reinventando su potencia de estilos, estéticas y circulaciones posibles de la palabra.

Bellessi, una de las mayores poetas de la Argentina, abrió el festival que ya estaba en movimiento este jueves desde las cuatro de la tarde, en vísperas de su cumpleaños 76 (lo celebrará este viernes), tomando posición ante un silencioso y concurrido auditorio, en la antigua Ballena del CCK, y leyendo alrededor de 20 minutos unos de 15 poemas propios con los que recorrió su vastísima producción poética.

Foto Raul Ferrari

Envuelta en una semipenumbra meditativa y frente a un público que se adivinaba diverso, -en las butacas, correligionarias y jóvenes con melenas de colores la seguían con atención emotiva-, Bellessi comenzó el recorrido por esa obra suya que lleva más de 25 libros publicados en exactamente 50 años. Siempre cuenta que aunque comenzó a publicar de no tan chica, ya con 30 años, desde los 13 se consideraba poeta. La primera publicación fue en 1992, «Destino y propagaciones».

Impresos en hojas un poco desordenadas, versos nuevos y antiguos, compartieron atmósfera con su icónico poema «He construido un jardín», una especie de hit o clásico dentro de su obra que suele leer en los encuentros importantes.

«He construido un jardín como quien hace/ los gestos correctos en el lugar errado/ Errado, no de error, sino de lugar otro,/ como hablar con el reflejo del espejo/ y no con quien se mira en él», lee Bellessi de entre las hojas que trajo desde su casa en Palermo. En la platea la siguen con ejemplar en mano, casi recién salido de imprenta, de «El jardín», el libro que en 1993 marcó la primera gran inflexión de su poética y que, recientemente reeditado por la misma editorial de aquel momento, Bajo la luna (Bajo la luna nueva en aquel entonces), lideró varias semanas las listas de ventas.

Foto Raul Ferrari

El recorrido es extenso, los poemas eclécticos, pero en la selección leída se adivinan variaciones de las obsesiones de siempre: el amor a la naturaleza, el amor a otra persona, los viajes, los jardines de Tigre, Palermo o Zavalla en su Santa Fe natal, el feminismo: «los compañeros y compañeras de la creación, es decir el verde y los animales, los desposeídos de la tierra y mi dios: el tiempo«, le dirá Bellessi a Télam cuando en un momento libre le pregunte por sus intereses actuales.

Ese tiempo, el dios que dice ella, es el que modifica el acto físico de escribir, la forma de mirar las obsesiones de siempre o de trabajar el lenguaje, el modo de disponer estructuras sobre el papel. Eso queda claro en esta lectura, de los versos más complejos del principio a la contundencia simple y «fulgurante», como ella misma señala, de los de ahora. «La Historia y la diminuta vida personal juegan en remolino en la línea del tiempo», reflexiona sobre los intereses y la forma actual de su obra, a la vez que se concentra en sus años de experiencia asegura que «todo , hasta el neolítico, se lee desde una clave personal. Esperaba de esta edad lo mismo que para mi vida entera: que fuera bella y salvaje, como lo es», confiesa.

Bellessi lee y las generaciones se entreveran. No es extraño, ella da talleres hace años, suele contar que por su trabajo siempre se mantuvo en contacto con gente joven, y llega a esta lectura después de la reedición de dos obras suyas emblemáticas, además de «El jardín», «Contéstame, baila mi danza», la traducción que hizo a los veintipico sobre poetas contemporáneas estadounidenses que la conmovieron durante un viaje de seis años por América y que ahora recupera el sello Salta el pez.

Foto Raul Ferrari

Esa traducción la hizo manejando un idioma para ella nuevo, sin experticia. Poetas que escuchaba en lecturas mientras trabajaba en una fábrica en Nueva York. Un libro que también involucra las luchas que la convocaron en esos años, feministas y antibélicas, y que ahora está en las librerías otra vez. Que lo escrito en ese libro vuelva en voz de nuevas generaciones feministas la fascina: «Que lo ya dicho vuelva a decirse de otro modo y se diga algo más, como lo hace la vida en su perturbadora duración. Y que no se acabe nunca, nunca», pide.

En relación a la gran presencia de jóvenes en el festival es contundente. Bellessi ya había contado que la lectura de los poemas de los jóvenes de los 90, en su momento, cambió su escritura, como lo hicieron los años en la calle hasta 2002. Todo vinculado a una ruptura, a una crisis. La poesía que hoy está circulando nueva en las calles hace persistente ese efecto: «Me encuentro escribiéndole a jóvenes a cada rato, por sus versos perturbadores que me dan ganas de escribir otra vez», se despide.

Pero no termina el encuentro. El recitado recién comienza. El movimiento se intensifica en La Ballena, la audiencia agita. El editor, librero y poeta Garamona canta una canción que musicalizó a partir de un poema de Juan L. Ortiz, acompañado al piano por Javier Maldonado. En un impasse en el que habla con Télam reflexiona: «La poesía siempre está naciendo, y todos los días, bajo su luz y su sombra, parecen un nuevo día. Aunque se esconda, está presente en todo. Porque la poesía no es solo la de los libros y festivales, ni está encerrada como por un hechizo en las palabras que surgen de los labios de los poetas, sino que también participa de todos los actos y los gestos de la vida cotidiana, desde el pregón de un botellero, hasta la lista de las compras».

Isol también juega en esta pista. Autora e ilustradora de libros como «Petit», «El menino», «Ser y parecer» o su más reciente «La costura», la suya fue otras de las voces que participó de la apertura musical. Lo hizo con una canción basada en el poema «Sobre el asma» de la gran Irene Gruss (1950-2018). La autora, que recibió el destacado premio de literatura infantil Astrid Lindgren, vinculó la poesía con el juego: «De pronto hablar de las cosas cambiándolas, comparándolas con otras, tratando de evocar algún sentimiento especial, como cualquier arte, pero en la poesía las palabras no sirven solo para comunicar, sirven también para evocar, para jugar con ellas».

El festival, que en su apertura reunió a unas 1.700 personas, tiene un espacio permanente para las infancias con paneles temáticos como el que busca desentrañar si «existe una poesía para niñes» y aunque Isol no participa de esa actividad suma su mirada, construida en parte sobre referentes como Laura Devetach, Jorge Luján y María Elena Walsh: «la poesía es para cualquiera, pero para niños específicamente me parece muy atractiva. Claro que depende de lo que hable la poesía, de lo que hable un libro, te tienen que tocar las imágenes, tiene que tocarte desde su experiencia, con lo que la poesía está trayendo, con su ritmo y su frescura».

En ese escenario también estuvieron Sofía Viola y Shitstem que reversionaron poemas de Osvaldo Lamborghini y Alfonsina Storni al ritmo de música y proyección de ilustraciones que acompañaron toda la apertura del festival y despertaron aplausos cercanos a la ovación.

La compositora y cantante Teresa Parodi fue otra de las invitadas a la noche del CCK, donde musicalizó el poema «Che (Yo tuve un hermano)», de Julio Cortázar, tema que forma parte de su disco «Todo lo que tengo», en el que reúne otros versos también reversionados musicalmente. «Celebro que se relacionen estos dos lenguajes en este encuentro, dos lenguajes que son entrañables y que nos acercan a un modo de sentir y pensar», asegura.

«La poesía está llena de música y las palabras te dictan melodías según la emoción que te provocan cuando las leés y pensás. Desde muy jovencita me vinculé a la poesía -cuenta la exministra de Cultura nacional- porque me provoca una atracción extraordinaria el trabajo que hacen los poetas con las palabras, la forma en que las van hilando, cómo están escritas y se rozan y provocan, eso me atraía enormemente como música, por eso trabajo con poemas tomados de libros que nunca habían sido pensados para la música pero que, en sí mismos, están cargados de música. Iba a buscarle la música que yo les oía, porque estoy convencida de que cada uno tiene infinitas músicas, infinitas posibilidades de ser cantados», concluye.

La cobertura audiovisual podrá verse y escucharse en vivo por la Plataforma Contar, en la web y YouTube de Télam, el YouTube de TV Pública, el de la Secretaría de Medios y Comunicación Pública, el YouTube y Facebook del Centro Cultural Kirchner, y el del Ministerio de Cultura. También podrá escucharse por la 93.7 Nacional Rock.

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