San Miguel

«Ellos tenían miedo de nosotros y nosotros teníamos pánico de estar ahí»

 A Débora A. le extirparon un riñón años atrás y sufre el frío más que el resto, además de ser hipértensa y haber superado un cáncer. Fueron datos que informó apenas se bajó de la ambulancia del SAME que la trasladó el sábado pasado desde su casa de Bella Vista al Colegio Máximo de San Miguel. Con el corazón destrozado por la muerte repentina de su hermana Rosana, primera fallecida por coronavirus en el distrito, cumplió con el protocolo de aislarse y apenas tuvo tiempo para agarrar dos o tres cosas que consideró importantes, entre ellas un frasco de alcohol en gel. 

Llegó junto a su hijo de 21 años; su cuñado, el viudo de Rosana; su hermana con cuatro chicos; otro hermano con un hijo con autismo al que les dijeron de irse ese mismo día. Les dijeron que estarían allí dos o tres días y la instalaron en una habitación dispuesta exclusivamente para tal fin. Con el correr de las horas la ansiedad, la tristeza y la incertidumbre se incrementaron. 

En su breve estadía, Débora se indignó por varias situaciones: falta de agua caliente y de limpieza; y de no contar con asistencia psicológica. Luego de una noche de pasar frío ella y su hijo – a quien le había agarrado un ataque de ansiedad- por falta de frazadas, se exasperó y filmó un video que se viralizó por doquier.

La filmación estaba dedicada al intendente Jaime Méndez, quien horas antes había estado en el Colegio Máximo y había subido a sus redes un video donde contaba el rol que tendría el establecimiento frente a la pandemia. Ese día, Méndez llegó a intercambiar unas palabras con su cuñado y le dijo que estaba a disposición para lo que necesitara. Débora lo había visto a través de la ventana, le gritó pero él no llegó a oírla. 

El martes por la tarde Débora fue notificada que el test de coronavirus le dio negativo. 

Hoy, Débora y su familia ya están en su casa, donde comparten el mismo terreno en el que vivía su hermana fallecida. Tienen que hacer el duelo aún, no pudieron velarla ni despedirla por protocolo. No saben cómo se contagió. «Era testigo de Jehová y veía mucha gente antes de la cuarentena obligatoria. Hijos no tenía», contó la mujer en una larga entrevista con Diario PH

Sigue molesta, mezcla de dolor y bronca. «Estaba muy enojada en el video, pero hablé con respeto (…) Nos sentíamos secuestrados, no teníamos información. Yo quiero saber qué político hubiera tratado así a un familiar si tuvieran que hacer un aislamiento».

Por momentos habla con los dientes apretados: «Estábamos en duelo, en crisis. Ellos tenían miedo de nosotros y nosotros teníamos pánico de estar ahí», expresó sobre el personal que la trató en el Máximo y el miedo de contagiarse el virus. 

En la entrevista, incluso, pidió disculpas a una médica porque en un momento de crisis le gritó. Fue cuando pidió la presencia de alguna autoridad del Colegio Máximo, del intendente o del presidente. Alguien. 

Luego del video todo cambió: le trajeron frazadas a toda su familia, le ofrecían agua caliente y pedidos de disculpas por la falta de limpieza, según contó a este medio. A la mañana siguiente también se presentó una psicóloga y una médica. 

Una y otra vez, Débora aclaró que no tiene razones políticas contra el intendente. «De política sé lo básico». Incluso señaló que lo felicitó cuando asumió y también recordó que meses atrás participó de una protesta por falta de gas en un institución educativa de Bella Vista. 

Con la difusión del video, fueron cientas las personas que se solidarizaron con su situación, pero también hubo mucha gente que la atacó con comentarios maliciosos: «Estamos en una pandemia, si querés ir al hotel cinco estrellas, estás equivocada». Ella no respondió.  

Sobre la respuesta de una enfermera que el oficialismo viralizó en redes sociales, Débora dijo: «Es cierto que todos estamos aprendiendo sobre esto, pero nosotros estábamos en duelo. ¿A quién se le niega agua caliente? En un momento me tuve que hacer mate con agua de la ducha», relató avergonzada. 

 Cerrando la nota, Débora dijo que en algún momento le gustaría hablar con el intendente para contarle lo que vivió. «Yo di la cara siempre, con nombre y apellido. Soy frontal cuando digo las cosas y a veces cae mal. Estábamos – estamos- en duelo. Solo se trataba de humanidad, solidaridad y dignidad», repitió una vez más. 

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