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Universidades desafían recortes de gasto de Milei con multitudinaria marcha

Estudiantes, docentes y personal universitario salieron a las calles el martes para repudiar la falta de financiamiento para las instituciones estatales de educación superior, investigación y ciencia durante el gobierno del presidente Javier Milei, un reclamo respaldado por sindicatos y partidos de oposición.

Las universidades han declarado el estado de emergencia presupuestaria después de que el gobierno de Milei decidiera prorrogar para este año los mismos fondos recibidos en 2023, a pesar de que la inflación interanual se situaba en marzo justo por debajo del 290 por ciento.

Milei se ha negado a ajustar el presupuesto en aras del objetivo de déficit cero al que se ha comprometido.

«No esperen una limosna del gasto público», advirtió el lunes en una transmisión nacional.

Reveló que Argentina había registrado un superávit fiscal en el primer trimestre del año por primera vez desde 2018, aunque a costa de miles de despidos estatales, un colapso de la actividad económica y del consumo.

La semana pasada, tras las protestas del personal universitario y de los estudiantes, concedió “un aumento del 70 por ciento en los gastos de funcionamiento en marzo y otro 70 por ciento en mayo”, además de una suma extraordinaria para los hospitales universitarios, reiteró el lunes el portavoz presidencial Manuel Adorni. .

Sin embargo, los «gastos operativos» excluyen los salarios de los profesores, que representan el 90 por ciento del presupuesto universitario.

Los insignificantes refuerzos contrastan marcadamente con el costo de las crecientes tarifas energéticas, que han aumentado desde la eliminación de los subsidios estatales, poniendo a las universidades al borde de la parálisis, según sus autoridades.

“Al ritmo que nos están dando dinero, sólo alcanzamos para dos y tres meses”, dijo el rector de la Universidad de Buenos Aires (UBA), Ricardo Gelpi.

Milei ha puesto en duda la transparencia del gasto en las instituciones de educación superior y la calidad de la enseñanza. En las redes sociales, acusó a las universidades estatales de hacer “negocios turbios” e intentar “adoctrinar” a sus estudiantes.

Unos 2,2 millones de personas estudian en el sistema universitario público, elegido por el 80 por ciento de los estudiantes en comparación con las instituciones privadas.

El sistema de educación superior estatal goza de gran prestigio académico y fue alma máter de cinco premios Nobel argentinos, tres de ellos en ciencias duras, además de numerosos investigadores laureados en desarrollo científico y tecnológico de renombre mundial.

La mayoría de los jefes ejecutivos argentinos se graduaron a través del sistema público, al igual que la mitad del actual gabinete de ministros. Milei estudió en la privada Universidad de Belgrano.

La protesta del martes, que los profesores universitarios respaldaron con su propia huelga, es el corolario de semanas de conferencias públicas, cacerolazos y abrazos simbólicos de las sedes universitarias en una causa que trasciende a todos los sectores sociales.

En Buenos Aires, la gente fue convocada a acudir a la famosa Plaza de Mayo, frente a la Casa Rosada, y levantar libros sobre sus cabezas en señal de protesta.

Columnas de manifestantes partieron de 13 instituciones de la capital y recorrieron las principales avenidas de la ciudad desafiando el polémico protocolo antipiquetes del gobierno que, con el pretexto de garantizar la libre circulación, reprime las protestas con detenciones arbitrarias, según informes de organizaciones sociales.

La CGT, la agrupación sindical gigante de Argentina, anunció de antemano su adhesión a la protesta.

La semana pasada, como parte de una serie de medidas de emergencia, varios edificios de la UBA debieron racionalizar el uso de ascensores, apagar luces en áreas comunes, limitar los horarios de la biblioteca, reducir el uso de agua caliente y restringir los programas de extensión universitaria.

La Facultad de Medicina de la UBA, donde estudiaron dos de los cinco premios Nobel argentinos, funcionó con la mitad de electricidad, dejando muchas aulas y pasillos a oscuras, con ascensores limitados al uso de personas discapacitadas.

Lo mismo ocurrió en la Facultad de Ciencias Exactas, donde se graduó César Milstein, premio Nobel de Fisiología en 1984.

El presupuesto congelado también se aplica a las becas de estudiantes y a las actividades extracurriculares, complementarias y deportivas.

Adorni, el principal portavoz del presidente, ofreció un duro diagnóstico de los problemas de las universidades públicas.

«Trabajan con serios problemas, las escuelas están en malas condiciones de infraestructura, los profesores no cobran por su trabajo», afirmó, confirmando que el gobierno «valora la educación pública, laica y federal».

– TIEMPOS/AFP

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