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Su mamá murió en la tragedia de Mendoza y ella con siete años pelea por su vida

A Agustina Leiva, de siete años, los bomberos la encontraron rápido. Por la gravedad de su estado, la trasladaron al Hospital Pediátrico Humberto Notti del Gran Mendoza. La postal era desoladora: un micro volcado en el paso de la Cuesta de los Terneros, personas heridas, gritos, llantos y lo que se confirmaría horas después: 15 víctimas fatales. Se trataba de un grupo de niños y niñas que pertenecían al instituto Soul Dance de Grand Bourg. Entre los fallecidos, estaba María de los Ángeles Pérez, de 31 años, la mamá de Agustina. Su cuerpo tardó horas en aparecer porque yacía debajo del micro. Por estas horas, Agustina continúa peleando por su vida. Los médicos dicen que está grave y que su estado es reservado, por eso se quedó internada en el Notti. Allá la acompaña su papá y su abuela materna, Mirta, quien no se despega un momento de ella. «Se va a poner bien», repite con dulzura y entereza en los audios de whatsapp que le manda a sus allegados.

A María de los Ángeles, todos la conocían como Mery. Era hija única y vivía con sus padres y su hija en una casa del Barrio El Sol, de Los Polvorines, a metros del Sagrada Familia, colegio donde Agustina cursa 2 «C». Trabajaba haciendo cáterings, desayunos y era, además, terapista ocupacional, como lo había sido su mamá, ahora jubilada.

La noticia trascendió a las 18.30 en el grupo de whatsapp de mamás del colegio. No estaban seguras de la información, todavía no había certezas. Y como Andrea vivía cerca de los Pérez se ofreció a ir a la casa. A través de la ventana, los vio tomando mate y mirando el partido de Boca. «Estaban tranquilos. Creímos que había sido una confusión y que el micro accidentado no era en el que viajaban Mery y Agustina», le dijo Andrea a Malviticias.

Más tarde, la noticia se confirmó. Y cuando Andrea regresó, se encontró con los ojos de Mirta que apenas la vio se puso a llorar y le agarró la mano. «Agus está delicada y a mi nena no la encuentran», le repetía aturdida. Su marido, quien está enfermo desde hace un tiempo, estaba en shock. Todos estaban en shock.

Horas después, Mirta viajó a San Rafael en un avión que tramitó el Municipio de Malvinas Argentinas. Allí, sola, se enteró que su única hija había muerto y que su nieta estaba grave. Quizás fuera el momento más doloroso de su vida, reconocer el cuerpo de Mery. Y así se despidió, porque no viajó a Buenos Aires para llorarla en el cementerio. No podía. Tuvo que viajar en micro a Mendoza para entregarse al cuidado de su nieta. «La muerte de mi hija se llevó una parte de mi corazón. No me voy a separar de ella hasta que no esté bien, así lo hubiera querido Mery», repite Lela, como la llama cariñosamente la nena. En los mensajes, Mirta pide que recen, que recen mucho por su nieta.

Malviticias se comunicó esta mañana con médicos del Hospital Notti para actualizar el estado de salud de Agustina. El parte médico lo informó el director ejecutivo Raúl Rufeil: «Paciente que cursa el quinto día de internación en la unidad de terapia intensiva de nuestro hospital. Paciente en estado grave, producto de una dificultad respiratoria importante por la contusión (daño) pulmonar recibida en el accidente. Permanece en respirador y con drogas inotrópicas. El pronóstico es reservado».

«Por ahora lo que más se necesita es orar», le dijo Ángela Córdoba, otra amiga de Mery, a Malviticias. El domingo se ofrecerá una misa en la iglesia del Barrio El Sol de Los Polvorines a las 9.30. «No importa de la religión que sean, pidan para que Agus salga adelante», agregó. Todos los días a las 21, hasta que Agustina esté bien en Buenos Aires, rezamos un padrenuestro.

Agustina y su mamá, Mery

Las familias de los compañeritos del colegio, se organizaron para colaborar económicamente con los abuelos de la pequeña. Están vendiendo rifas y tienen una alcancia para juntar dinero. Además, ronda la idea de una beca escolar. «Nos destrozó», agregó Andrea a Malviticias. La maestra les habló a los nenes sobre lo que había pasado con Agustina, que estaba internada en un hospital de Mendoza; sobre lo que sucedió con Mery, cada familia decide si contarlo y cómo. Los compañeritos de Agustina van a hacerle distintos dibujitos y la mascota del grado, un osito de pelucha, que rota de casa en casa, decidieron regalárselo a Agustina para que se sienta más acompañada. Una mamá está organizando para enviárselo al Hospital. Si hubiera alguien interesado en colaborar, puede contactarse con Gabriela, una de las mamás de 2 «C»: 11-3928-3507.

Como si el cuadro no fuera lo suficientemente trágico, antes de terminar la entrevista, Andrea, advirtió: «Hay otra mamá del colegio que falleció en el accidente: Mery Andino. Las dos Mery eran muy amigas. Su hija Martina, de diez años, sobrevivió, está en Buenos Aires junto a su familia, pero en estado de shock. El marido de Andino se llama David y es Bombero Voluntario del destacamento parque de Malvinas Argentinas. Con la voz quebrada, Andrea relató: «Cuando se enteró del accidente viajó a Mendoza, creyendo que su mujer se había salvado. Le habían dicho eso. Él viajó pensando que su mujer y su hija estaban bien, pero no fue así».

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