Nación

Recordaron a Leo Urban a cuatro meses de su asesinato

«Hace cuatro meses que ya no están con nosotros. Este día sería tu cumple y queremos recordarte de la mejor manera. Y así mismo pedir justicia divina que es la única que nunca nos falla», escribieron familiares y amigos de Leo Urban, el hombre de 35 años asesinado el 24 de julio cuando dos personas robaron un supermercado en Tortuguitas. 

«No una marcha ni un reclamo, solo conmemoramos el cumple de Leo, lanzando globos blancos», contó a Malviticias su mujer Claudia Pérez. 

Familiares y amigos pidieron Justicia por Leo Urban

Leonardo y Claudia vivían en un departamento de la calle Colombia al 1500. El día de su asesinato, Leonardo había regresado de la fábrica de autopartes Lear, donde trabajaba como operario desde 2014. Salió de su casa al supermercado, a comprar cosas para la casa. 

El robo empezó cerca de las 19.30. Después de dispararle a Leonardo, los asaltantes ni pensaron en escapar. “Él se agarraba el costado y le decía a uno: ‘Me tiraste’. Pero en ningún momento se cayó al piso. A él, junto al resto de los clientes, lo llevaron al fondo del negocio y a todos les empezaron a robar lo que tenían. Otro ladrón se quedó conmigo en la caja. Yo puse la plata en una bolsa y se la di. Después se fueron”, recordó una empleada del supermercado Ariel. 

En la vereda habían estacionado un auto blanco de contramano, con un cómplice al volante. La calle estaba llena de gente que iba y venía. Justo en la puerta del local hay un refugio donde para el colectivo 341 y los pasajeros se acumulaban.

Cuando salieron del negocio con el dinero, según los testigos, los ladrones quedaron embotellados en el tránsito. “Cuando escuché el primer tiro salí corriendo a ver qué pasaba. Y vi a la gente gritando y a los dos pibes subiéndose al auto. Antes de entrar al negocio corrí a buscar a los policías que suelen estar sobre Callao, pero se habían ido a las 16. Ahí los ladrones dispararon otra vez al aire para asustar al conductor de un auto que sin querer los había encerrado. Y se escaparon. La gente llegó a tomar la patente y llamar a la Policía de tanto que estuvieron. Incluso les tiraron un botellazo”, relató Ariel Dómine, dueño del autoservicio. Y lamentó: “Hace más de 20 años que tengo el negocio. Es tanto el sacrificio para mantenerlo a flote que uno piensa en cómo seguir después de algo así. Este pobre hombre no hizo nada. Ni siquiera llegué a instalar las cámaras de seguridad adentro porque no me alcanzaba para seguir pagando el sistema. Dan ganas de cerrar todo y cambiar de vida. Pero somos nueve los que vivimos de esto. No sé cómo vamos a hacer”.

Leonardo tocaba la batería y amaba las motos. Tenía dos hijos, de 7 y 9 años, de una pareja anterior. Hacía cinco que convivía con Claudia y criaba al hijo de ella como propio, cuentan en la familia. 

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