Nación

Perlitas de la apertura de sesiones en el Concejo Deliberante

“¡Choco-choco la-te! ¡Choco-la, choco-te! ¡Chocola-te!”, se dicen dos niños de 8 años, mirándose a los ojos, sonriendo, mientras sus palmas vuelan entre las sillas reservadas para funcionarios dentro del Concejo Deliberante. Faltan minutos para la apertura de sesiones legislativas y el lugar desborda de expectativa. “Yo quiero ir al futuro, no al pasado, y eso es lo que estamos profundizando todos los días”, pronunciaría, más adelante, el intendente Leonardo Nardini con la mirada fija en alguna parte del recinto, casi emocionado y, como un reflejo, estallaría el aplauso más largo de la noche. Los niños también aplaudirían. Hacia otro costado, un muchacho de la Juventud Peronista, con su hija de meses en brazos, haría lo imposible por aplaudir, también.

“Muy emotivo, me encantó”, señaló la asesora de un concejala oficialista ni bien Nardini suelta la última frase en su discurso. Desde la oposición, en cambio, las sonrisas son de compromiso. Afuera, la militancia que seguía con atención lo que ocurría adentro a través de una pantalla gigante, tenía banderas, remeras, gorritos y sombrillas con algo en común: la inscripción “Leo Nardini 2019”. Y hasta a un perrito lo vistieron con la consigna. 

 

LA PREVIA

Falta una hora para el comienzo del acto, y un referente de 30 años de una agrupación de Pablo Nogués, avanza rápido y preocupado mientras mira con atención a un grupo de jóvenes que copan la escena en un tumulto con bombos y trompetas: “Se ve que no entendieron”, protesta por lo bajo.

Es que tres directivas habían sido enviadas a las agrupaciones a través de Whatsapp en los días previos: no bombos, sí vecinos que no fueran militantes. Una de las bajadas no prendió, o la comunicación no resultó eficaz. “Nosotros trajimos como cinco familias. Para eso reunimos a los vecinos en las obras que se van haciendo, en los asfaltos nuevos, etc. No laburamos con planes ni con becas”, señala el referente de la agrupación a Malviticias.

Antes de acomodar la bandera, con picardía, para que sea tomada por las cámaras que se extienden desde el frente de un Concejo Deliberante iluminado como pocas veces, llama a un grupo de militantes jóvenes de su agrupación: “Tomá, comprá cuatro o cinco Manaos para los compañeros».

«No micros», fue la tercera directiva que bajó desde la cabeza política hacia las bases para una convocatoria que superó en número a la de 2018. Pasadas las 17.30, los grupos de militantes comienzan a “copar” el predio municipal en pequeñas concentraciones periféricas. Allí puede verse algún micro de quien no entendió el mensaje. Junto a la presencia de vecinos no militantes, resulta el pedido más logrado.

A un costado de la explanada de ingreso, el excombatiente de Malvinas de La Carpa Verde, Carlos Zalazar, sorprendido por el abrazo de uno de sus compañeros que recién llega. “No estamos los tres centros hoy, vinimos nosotros pero los demás no sé”, cuestiona con la bandera Argentina bajo el brazo. La misma sería desplegada luego, dentro del recinto, tras el anuncio de Nardini sobre la construcción del monumento a los ex combatientes de Malvinas.

Un grupo de chicos, de los tantos que rompen filas para comprar pochoclos en los puestos del parque, se acercan y miran con asombro a un militante de un agrupación que llegó en zancos. Tiene una pechera celeste con la clásica inscripción  “Leo 2019” y un atuendo largo como pantalón, a rayas finas, blancas y negras. La elevación del piso que da a las vías del tren, es el lugar predilecto para los que quieren descansar y comer pochoclos. Desde allí puede verse la multitud que se acumula frente a la pantalla de led ubicada en la puerta del recinto, desde donde seguirán, más adelante, las palabras del joven jefe político.

En el ingreso, tarjeta en mano, los invitados se acumulan para acceder. Son las 19.30. Los funcionarios tienen el acceso habilitado y sus ubicaciones asignadas desde hace dos semanas dentro del recinto. Entre ellos, está Noelia Correa, a quien Nardini nombrá, luego, con particular afecto en un tramo de su discurso. Al igual que en otras aperturas de sesiones, el senador y conductor del espacio, Luis Vivona no asiste. La primera fila de asientos que miran de frente al estrado desde donde, en minutos hablará Nardini, son las elegidas. La secretaria de Gobierno, María Luján Salgado, sale a la explanada y se encuentra con varios de sus funcionarios. “Vos estás allá, vos allá y vos más allá”, les explica para que se ubiquen donde figuran sus nombres.

La locutora anuncia la bienvenida cuando las trabajadoras de ceremonial aún ordenan a los invitados en sus butacas. La ocupación del recinto es total y, en la misma proporción, hay gente que seguirá las casi dos horas de discurso de pie. Lo más parecido a una presentación, concejal por concejal, será el pase de lista del presidente del cuerpo legislativo, Carlos Herrera. En iguales proporciones, explotan arengas y silbidos, de adentro y de afuera, cuando la voz del “presentador” anuncia a Sol Jiménez y a Maximiliano Cariglino.

Minutos después, lo que todos esperaban: entra un Leonardo Nardini más serio que de costumbre, y comienza su cuarto discurso en el Concejo malvinense. 

 

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