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La victoria del Superclásico aumenta las esperanzas de Boca en Copa

A pesar de toda su tradición, pasión y pompa, el Superclásico A veces puede resultar algo decepcionante cuando sus dos ilustres participantes salen al campo. Este no fue el caso el domingo. En su segundo encuentro de 2024, Boca Juniors y River Plate se ofrecieron un regalo futbolístico acorde con esta fascinante temporada de Copa de la Liga, que terminó con el primero celebrando y, como es casi obligado en estas circunstancias, no poca polémica en el camino.

La victoria de Boca por 3-1 fue sobre todo una reivindicación del trabajo que ha hecho Diego Martínez para azotar al Xeneize en buena forma desde que asumió el cargo de entrenador a principios de año. Este era un equipo completamente diferente al que arruinó el plan de juego de River en febrero con un enfoque que priorizaba la seguridad, lo que llevó a que su homólogo Martín Demichelis se burlara de que sus rivales terminarían el juego con “siete defensores”.

El domingo, por el contrario, Boca estuvo en ventaja en todo momento, incluso a riesgo de quedar expuestos en su propio campo, como fue el caso del gol tempranero de Miguel Borja. Los de Martínez hicieron caso omiso de ese revés y empataron justo antes del descanso por mediación de Miguel Merentiel, dando inicio a una tarde memorable para los delanteros uruguayos en Córdoba. Edinson Cavani anotó su propio gol sobre la hora y, aprovechando un momentáneo colapso en las filas de River tras la inexplicable retirada de Claudio Echeverri, cinco minutos después Merentiel volvió a abalanzarse para poner el marcador. Xeneize en el camino hacia la victoria.

Antes de ese doble golpe para el millonario Llegó el momento por el que el partido será más recordado. Una pelea en boca de gol llevó a Cristian Lema a girar el balón hacia su propia portería, mientras Sergio Romero luchaba por sacarlo de su propia línea. El árbitro Yael Falcón Pérez inicialmente dictaminó que Romero había fallado en su tarea, solo para que el VAR anulara su decisión después de lo que pareció una eternidad de deliberación y considerara que el balón no había cruzado completamente la línea. En verdad, ningún ángulo de cámara dio pruebas concluyentes y la fantástica e incontrovertible tecnología de línea de gol que ha hecho que tales disputas sean cosa del pasado en otros lugares no se utiliza localmente, lo que significa que tal vez nunca sepamos si River mereció ganar 2-1. o si los árbitros del vídeo acertaron en su análisis: un giro de los acontecimientos totalmente frustrante, sobre todo cuando hace años que se dispone de una solución definitiva.

River, entonces, podría tener motivos de queja (pero claro, puede que no los tenga). Aún así, esta derrota, al igual que todos sus pasos en falso durante lo que ha sido un 2024 desigual, parece más que nada culpa suya. Desde no poder ampliar la ventaja en el 1-0 hasta la decisión de sustituir a Echeverri en un momento tan clave (Demichelis explicó más tarde que el joven estrella había estado sufriendo fiebre antes del derbi) y la patente incapacidad para recuperarse tras la anulación. Con el gol y el avance de Boca, el equipo de Núñez y su entrenador se equivocaron en áreas cruciales que permitieron a su némesis recuperarse y avanzar, aunque una emocionante victoria tardía sobre Libertad en el choque de la Copa Libertadores del miércoles demostró que todavía hay mucha pelea en este equipo incluso cuando está lejos de disparar a toda máquina.

La carrera por la Libertadores servirá como amplia distracción para el milo, pero es Boca quien avanza a nivel nacional mientras se prepara para otro viaje a Córdoba el martes contra Estudiantes. Con Argentinos Juniors y Vélez Sarsfield también en la pelea, la Copa de la Liga está demasiado reñida, pero esto es convincente. Superclásico La victoria coloca a Boca en el asiento del conductor mientras buscan hacerse con el primer trofeo del corto pero prometedor mandato de Martínez.

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