Nación

100 días del presidente Milei: Construyendo enemigos políticos y catarsis en línea

En su primer discurso como presidente, Javier Milei decidió romper con la tradición. No habló frente a los legisladores argentinos sino en la explanada del Congreso. Desde entonces, han pasado 100 días y ha sucedido de todo: ha habido planes motosierra, austeridad de choque y peleas con gobernadores, artistas y estrellas del pop.

La Libertad Avanza ha coqueteado con dirigentes peronistas y mantuvo una extraña cercanía con Mauricio Macri y el PRO. La ley ómnibus del presidente fracasó, la validez de su amplio decreto aún no está asegurada y se tomó la decisión de ganar tiempo con un llamado a un gran 'Pacto de Mayo'.

Karina Milei, Nicolás Posse, Santiago y Luis Caputo han ido acumulando cada vez más poder mientras el resto de funcionarios del gobierno, que incluso han presenciado despidos por televisión, andaban a tientas. Ni siquiera Victoria Villarruel se ha librado de ataques internos.

Milei y su equipo de confianza han demostrado que saben una cosa: cómo dominar la agenda. Desde diciembre, todo lo que se habla en Argentina se ha centrado en lo que está haciendo el presidente, ya sea abrazar a Donald Trump, hablar sobre el espectro del comunismo frente a la élite empresarial mundial en Davos o besar agresivamente a su novia Fátima Flores en el escenario de Mar del Plata. El denominador común es que el canal principal de todo han sido las redes sociales y que el modus operandi es la construcción de un enemigo: desde el gobernador de la provincia de Chubut, Ignacio 'Nacho' Torres, hasta la actriz y cantante Lali Espósito.

Hay una cronología de los primeros 100 días de Milei en la Casa Rosada. El economista repite que quiere pasar a la historia como un héroe, pero todavía queda un largo camino por recorrer para saber si eso es posible. Hasta ahora, presenta como principales logros los dos meses consecutivos de superávit fiscal y la supuesta «desaceleración» de la inflación que evitó una hiperinflación. Según los economistas que ven la letra pequeña, el superávit hasta ahora esconde un ajuste que frena el consumo, licua los salarios, aumenta los aranceles y perjudica a los jubilados, entre otros sectores vulnerables.

Además, la inflación en diciembre fue del 25,5 por ciento, en enero del 20,6 por ciento y en febrero del 13,2 por ciento. Aunque ha ido disminuyendo, en los tres casos es superior a la mayoría de las elevadas cifras mensuales registradas el año pasado bajo el liderazgo económico de Sergio Massa.

por Giselle Leclercq y Julián D'Imperio, Perfil

Mostrar más

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Botón volver arriba