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San Miguel: 13 años para constructor que estafó y no entregó departamentos a más de 150 personas

La condena contra el ex constructor Oscar Fergonzi fue dictada este mediodía.

Un constructor fue condenado hoy a 13 años y seis meses de prisión por haber estafado a unas 150 personas que, entre 2014 y 2018, habían pagado por la edificación de sus departamentos desde «pozo» en el partido bonaerense de San Miguel y nunca les fueron entregados, informaron fuentes judiciales.

El fallo fue dictado este mediodía por la jueza en lo Correccional Nº3 de San Martín, Carolina Rubart, quien halló responsable a Oscar Antonio Fergonzi (49) de estafas reiteradas (146 hechos) y defraudaciones por desbaratamiento de derechos acordados reiteradas (6 oportunidades).

Al término de un juicio oral que se extendió varias semanas, la magistrada también dispuso su inhibición general, embargo y secuestro de los bienes a su nombre, como así también del producido de cualquier labor remunerada que obtenga en su tiempo de detención.

Durante los alegatos, la fiscal Andrea Andoniades había solicitado una pena de 18 años de prisión, pero el veredicto coincidió con lo solicitado por algunos de los abogados de los damnificados, informaron fuentes judiciales.

En el juicio se dio por probado que Fergonzi, «tanto a nombre propio como en su carácter de titular de la empresa ‘Grupo 4’, y también actuando como socio gerente de la sociedad ‘Constructora Cimientos Pat S.R.L.’, vendió unidades en edificios que presuntamente construiría en la ciudad y partido bonaerense de San Miguel, en la modalidad ‘venta de pozo'».

Con ese fin, montó oficinas de la empresa, hizo publicidad de diferentes proyectos inmobiliarios exhibiendo planos e imágenes digitales de los edificios a través de páginas web, en redes sociales y hasta montó un stand en el centro comercial Terrazas de Mayo, de Malvinas Argentinas.

Por intermedio de distintas inmobiliarias de la zona, ofreció financiamientos a bajo costo, en cuotas fijas prepactadas y con facilidades de pago personalizadas.

«A través de estas maniobras logró captar clientes que se acercaban a sus oficinas y a las inmobiliarias que comercializaban sus emprendimientos, donde se les exhibían a los interesados los detalles de las construcciones y de los materiales a emplearse, y en algunos casos se los acompañaba a observar los lugares donde se emplazarían las obras (u otros emprendimientos cuya construcción había comenzado) y los avances de las mismas, brindando así apariencia de seriedad y generando convencimiento en los potenciales clientes que se encontraban ante un negocio seguro», se destacó en el fallo al que accedió Télam.

En el juicio se probó que Fergonzi, «al menos desde junio de 2014 hasta diciembre de 2018, celebró contratos de compra venta de inmuebles logrando que los adquirentes interesados entregaran una suma determinada de dinero y en algunos casos un vehículo automotor en parte de pago, y pagaran luego mensualmente cuotas así como ‘cuotas refuerzo’ semestrales, siempre bajo la falsa promesa de entregar las unidades en un determinado período de tiempo y a sabiendas que no podría cumplir con esas entregas».

El constructor «realizó maniobras dilatorias, extendiendo los plazos de entrega, prometiendo entregas de unidades en otros edificios en construcción a cambio del no construido y prometido, vendiendo una misma unidad a distintos compradores y ofreciendo bonificaciones en los pagos y/o devoluciones de dinero».

El fallo remarcó que el constructor «engañó» a las víctimas, quienes «continuaban abonando las cuotas acordadas sin recibir el inmueble que compraron, y en muchos casos sin ni siquiera haberse iniciado la obra del emprendimiento».

Algunas de las edificaciones que Fergonzi había prometido que iba a entregar eran los edificios Soñador, Cibeles I, Alessandria I, Porto Nusc II y Haras Bella Vista, los cuales «vendía un poco más barato que en el mercado, los daba a pagar en pesos y a cambio recibía autos, pesos, dólares», según relataron las víctimas en el proceso oral que culminó hoy.

En algunos casos, el constructor llegó a vender hasta dos veces la misma unidad, pero los edificios quedaron sin construir y los terrenos volvieron a sus titulares originales.

 

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