Nación

Milei ve cuatro perros y dice que son cinco – debería preocuparnos

¿Ha leído Andrés Oppenheimer, el periodista de CNN En Español que realizó la entrevista, la última edición de Noticias? ¿O fue simplemente una coincidencia?

Cuando en su reciente entrevista el presidente Javier Milei le contó al veterano periodista su rutina cada mañana en la residencia presidencial de Olivos (levantarse muy temprano, subirse a un carrito de golf, dirigirse al otro extremo de la residencia y jugar con sus perros” Conan, Milton, Murray, Robert y Lucas” durante una hora), el presentador hizo un curioso comentario. “Leí que tienes que estar con uno de ellos a la vez, porque si sales con los cuatro a la vez, ¿pelearán?”

Oppenheimer no debe haber oído que el Presidente no había dado cuatro, sino cinco nombres, al referirse a sus perros. Si el reportero de CNN hubiera leído la última edición, en la que se revelaba que otro de los animales de Milei había muerto, podría haber hecho la pregunta, arrojando dudas sobre la versión oficial.

Quedan muchas preguntas sin respuesta cuando se trata de Milei y sus perros. Pero la verdad es que, en este mundo canino donde la realidad y la ficción parecen fusionarse, lo que dijo el jefe de Estado es una tergiversación de la realidad. No hay cinco “hijos” de Conan (en realidad, son los clones del perro original). Uno de ellos murió de insuficiencia cardíaca a finales de 2020 y desde entonces han sido cuatro.

Este es simplemente un capítulo más en la larga serie de desventuras de Milei. Por eso la gran cuestión de fondo es completamente distinta: el líder libertario parece no mentir cuando afirma que hay cinco clones. Lo dice con plena convicción, e incluso en las aclaraciones durante la entrevista, se le vio algo molesto por tener que aclarar algo que le resulta tan evidente.

La gran pregunta es cómo funciona la psique de Milei. Y el misterio que rodea a sus perros es una excelente manera de descubrir exactamente cómo.

Hay una famosa entrevista que involucra a Milei y sus mascotas. Es de principios de 2023. El libertario está concediendo una entrevista al periodista Esteban Trebucq cuando los productores del programa de televisión muestran, sin previo aviso, una foto del Conan original en una gran pantalla junto a la entrevista.

A partir de ese momento, Milei no puede concentrarse. Está embelesado con la imagen del animal en pantalla. Mira la foto y absorto en su propio mundo, comienza a murmurar… “Ahí está Conan, ese es Conan, Conan…”

«¿Cuántos años tiene él?» —pregunta Trebucq. La respuesta desafía toda lógica: «Vaya, Conan es tan mayor que he perdido la cuenta».

De hecho, en aquella época, el mastín inglés no era “tan viejo”. Las matemáticas son bastante simples. Conan ha estado muerto desde 2017, seis años antes de la entrevista.

Un episodio similar había ocurrido en 2018. Milei, quien no aceptaría la muerte del animal según su terapeuta, hizo clonar al canino. Tras su compra, una empresa estadounidense le proporcionó copias genéticas de Conan.

Sacó a los cachorros en televisión. Durante una entrevista con Pía Shaw, en la que los cuatro “hijos” disfrutaron de su primera y única aparición en la pantalla chica, la presentadora cerró preguntando por Conan.

“Está genial, es viejo, pero tiene la salud de un cachorro”, fue la respuesta, aunque para entonces el perro llevaba casi un año muerto.

La lista de hechos que ponen en duda la estabilidad mental del jefe de Estado no termina ahí: hubo la creación de una cuenta en redes sociales para el difunto mastín (cuando ya estaba muerto) y Milei interactuaba con el usuario como si el animal todavía estaba vivo.

Destacan las conversaciones que Milei ha logrado tener con “The One” (la forma en que se refiere a Dios), gracias al “canal de luz” que Conan (siempre es Conan) abrió, y el “ misión” que le fue encomendada, que no era otra que dedicarse a la política, con el destino de convertirse en Presidente en 2023.

Unos diez testigos dan fe del relato de los hechos mencionados anteriormente. La empresa de clonación Perpetuate confirmó que Conan había muerto. Claudia Oviedo, ex amiga de Milei, dijo que el libertario le había confiado el manejo de las cuentas de redes sociales identificadas con el animal muerto. El economista Mariano Fernández, otro ex amigo cercano del libertario, afirmó que el ahora Presidente “le dijo que los perros traían un mensaje de Dios”. Otros dos, Gustavo y Melamed, este último médium, también confirmaron su relación “laboral” con Milei. Estos son sólo unos pocos.

Cuando se habla del misterio de los clones –vivos y muertos– no se trata sólo de las copias genéticas de un mastín inglés. Tampoco se debe cuestionar el amor que una persona puede tener por un animal; para muchos, puede ser idéntico al amor que un padre tiene por un hijo.

La cuestión de fondo está en otra parte. ¿Qué esconde un perro muerto? ¿Y qué nos está mostrando? ¿Qué tiene de revelador el hecho de que alguien, entre ellos un presidente, diga que un animal existe cuando no es así? ¿Miente o está convencido de que existe otra realidad?

Milei es una revolución política. Ha roto reglas políticas de oro: nadie puede pasar de ser un civil a presidente en dos años; nadie puede ganar unas elecciones sin su propio terreno o militancia detrás de él; nadie puede ganar prometiendo una campaña fenomenal de ajuste y austeridad; nadie puede gobernar con una minoría en el Congreso y sin siquiera un gobernador aliado… la lista continúa.

Cuatro meses después de su mandato, incluso en un contexto de crisis económica rampante, el presidente tiene índices de popularidad envidiables para cualquier líder de la región. No sólo eso: el libertario ha estado en el centro gravitacional de la política local. De la misma manera, hasta hace poco la Argentina estaba dividida entre quienes apoyaban a Cristina Fernández de Kirchner y quienes se oponían a ella. Ahora Milei es el centro de ese sistema solar.

Por lo tanto, hay varios elementos que podrían proporcionar evidencia de que el liderazgo de los economistas en la escena política es algo que llegó para quedarse. Pero Milei tiene un gran problema: es él mismo. En concreto, los problemas que tiene para afrontar la realidad.

Analistas y políticos han estado debatiendo este punto. Entre los primeros se encuentran quienes dicen que, lejos de ser un problema, que Milei hable de sus perros es algo que lo “humaniza”: está científicamente demostrado que acercar un animal a un político hace subir votos y su imagen en los rankings. Entre estos últimos -incluido el grueso del propio Gobierno- hay quienes afirman que se trata simplemente de un tema más para desviar la atención de la crisis económica, diagnóstico incluso repetido por muchos de los más acérrimos críticos de Milei, que se quejan cuando alguien profundiza en sus “niños de cuatro patas” o en los desarreglos mesiánicos del jefe de Estado.

Sin embargo, hay dos elementos que van en contra de esta lectura. La primera es que, como sostiene el investigador político Alejandro Frigerio, estos hechos están en el meollo del fenómeno Milei: el proyecto es político, explícitamente mesiánico y religioso. Una esfera no puede separarse de la otra, se superponen desde el momento en que el libertario aparentemente recibió de Dios –a través de su perro muerto– el llamado a una “misión” para dedicarse a la política.

Este carácter, la revolución religiosa del movimiento, se respira en casi todas partes del gobierno de Milei: en su discurso (“las fuerzas del cielo” y “argentinos decentes”, en la inauguración se afirmó que comenzaba “una nueva era”, paralelamente con el rey Salomón y la idea que simboliza la lucha entre la “luz” y las “tinieblas”); en su manera de declarar una ruptura total con el status quo (como cuando Milei se volvió contra el Congreso en su discurso de toma de posesión, descartándolo como un “nido de ratas”, en su feroz lucha contra toda la “casta” política); en su propia construcción de un pasado mitológico (la Argentina predemocrática hace 100 años); a través de sus seguidores y algunos funcionarios (como Santiago Caputo, coqueteando con la idea del “emperador Milei”); en el uso de hechos místicos que tienen consecuencias en la realidad (como la intención de trasladar la Embajada de Argentina en Israel porque el rey David 'habló' con el jefe de Estado en un sueño). Los elementos de la Presidencia de Milei: médiums, magos, clones, perros muertos, fantasmas parlantes, canales de luz, política, elecciones… en la cabeza de Milei todo esto es lo mismo, una sola cosa inseparable, así como un mar no puede existir sin olas.

También hay otro análisis a tener en cuenta. Normalmente, es algo que tardaría poco cuando alguien afirma ver cinco animales cuando mira cuatro.

Ciro Korol, un escritor rosarino que padecía esquizofrenia, definió bien esa lucha en belbo revista. “Cuando estaba loco quería ser presidente también, pero la gran diferencia es que recibí tratamiento psiquiátrico y psicoanalítico y pude reconocer que estaba loco”, escribió. “Creí que era el salvador de Argentina, y también creí que Dios me había elegido y me había hablado. Pero la gran diferencia con Milei es que nadie, excepto yo, confiaba en mi destino mesiánico. Con el libertario es muy diferente, porque mucha gente lo sigue, lo aclama y vota por él”.

Teniendo en cuenta todo esto, es crucial comprender el laberinto que es la psique del presidente. Incluso a través de Conan, que es quizás la mejor clave para entender al libertario.

Irónicamente, los entrevistadores del presidente saben de antemano que el tema le incomoda. Oppenheimer no hizo ningún seguimiento y no volvió a preguntarle al respecto, y ninguno de los periodistas que habitualmente entrevistan a Milei menciona jamás la rareza de hablar en tiempo presente sobre un perro que lleva casi siete años muerto.

A través del perro se puede intuir lo difícil que ha sido la vida de Milei. La imposibilidad de aceptar la muerte de un animal es inseparable de la terrible violencia física y psicológica que sufrió Milei por parte de sus padres y compañeros de escuela. Se pueden intuir los orígenes de su ideología anarcocapitalista, alguien que nunca ha podido conectar con los humanos y sólo puede (con los perros) pasar toda la vida pensando bajo la lógica del mercado y el apoyo, siguiendo las leyes de la oferta y la demanda. cosas como el suministro de órganos humanos y el mercado de niños, se puede llegar por el camino místico que comenzó después de la muerte del animal y terminó con él como presidente, y finalmente, en el presente.

Un jefe de Estado que esconde, tras el misterio de sus perros, el laberinto que es su cabeza.

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