El viaje de Boca a Bolivia se convierte en una odisea

No importa cómo resultó el primer partido de la Copa Sudamericana de Boca Juniors, tal vez el XeneizeEl mayor logro de fue crear el juego en primer lugar.

Una serie de eventos desafortunados en Potosí aseguraron que el choque del miércoles pareciera algo más cercano al turismo de aventura que la preparación para un partido de copa potencialmente vital contra Nacional, un club cuyo escudo es una imitación deliciosamente atrevida de nada menos que los archirrivales de Boca. Río de la Plata. Primero, con el aeropuerto de la ciudad boliviana cerrado por reformas, el plantel de Boca se vio obligado a aterrizar a 150 kilómetros de distancia, en la capital administrativa del país, Sucre.

Entonces, los de Diego Martínez no pudieron encontrar alojamiento en un hotel cercano al recinto y se alojaron en Sucre, realizando el viaje el día del partido en una flota de 4×4 (uno de los cuales se averió en el camino) por una sinuosa y peligrosa carretera de montaña. que se cobró cuatro vidas el pasado domingo cuando un autocar perdió el control y se estrelló. Y esa, según el exfutbolista y panelista de TyC Sports Brian Sarmiento, podría no haber sido su única preocupación.

“Cuando terminé mi contrato en Aurora seguí trabajando en Bolivia como productor musical y tuvimos que hacer el viaje de Sucre a Potosí”, recordó la ex estrella de Newell's. “Íbamos de noche a la montaña porque estábamos jugando en Potosí. Y me dijeron que en el camino hay una tribu caníbal. Luego, por supuesto, se nos pinchó un neumático… no teníamos llave para neumáticos y nadie paraba, porque realmente te comen. Al final le dimos cien dólares a un tipo, cambió el neumático más rápido que un equipo de boxes de Fórmula Uno y pudimos seguir nuestro camino”.

Afortunadamente, el equipo de Boca salió ileso y salió ileso del primer partido con un empate 0-0 ante Nacional. Un resultado perfectamente aceptable, dadas las dificultades de esta visita, los 4.000 metros de altitud de Potosí, que minan las fuerzas de los jugadores más en forma y la decisión de Martínez de rotar mucho su plantilla; pero que podría haber sido aún más dulce si el Xeneize aprovecharon sus oportunidades, entre ellas un penalti fallado por Darío Benedetto justo antes del descanso.

Considerando todo esto, podría haber sido mucho peor: pregúntenle a Sarmiento.

River también tuvo que afrontar un dolor de cabeza logístico al abrir su campaña continental, aunque no tan extremo. Debido a la actual disputa diplomática entre Argentina y Venezuela, los espacios aéreos de los países están mutuamente cerrados, claramente un problema para un equipo que planea comenzar la Copa Libertadores en San Cristóbal contra el Deportivo Táchira el martes. River se vio obligado a aterrizar su avión chárter en Cúcuta y cruzar la frontera entre Colombia y Venezuela la noche anterior al partido, un total de 11 horas de viaje.

Afortunadamente para el equipo de Martín Demichelis, el partido en sí resultó bastante más sencillo. River finalmente se adelantó a poco menos de 20 minutos del final cuando Santiago Boselli abrió el marcador –un tanto fortuitamente, hay que decirlo, después de recibir un despeje de Táchira de pleno en la cara sin saber demasiado– y el compañero del defensor, el uruguayo Nicolás Fonseca, metió el gol. El partido quedó fuera de toda duda poco después para sellar una valiosa victoria por 2-0.

Fue otra instancia en la que River no encendió exactamente el mundo, sino que hizo lo suficiente para llevarse los puntos, un tema recurrente en 2024; En circunstancias tan inusuales, parece apropiado darle crédito a Demichelis y sus pupilos por otra actuación batalladora, aunque ligeramente plana.

En definitiva, ambas partes argentinas estarán satisfechas con el resultado de sus aventuras de esta semana y, sobre todo, felices sabiendo que, en un sentido logístico, las cosas sólo mejorarán.