Cultura

La brevedad del amor, con ecos de Barthes, Girondo, Borges y Macedonio Fernández

Ilustración: Osvaldo Révora.

Con poemas, haikus, textos de prosa poética e incluso microrrelatos, Daniel Giarone despliega en su último libro sus conceptos de amor y desamor. “Solo estalla lo que se nombra” (Macedonia Ediciones) surgió durante la Maestría en Escritura Creativa de la UNTREF que el autor, periodista de Télam y tallerista, cursó en 2016. Pero el proyecto se concretó en 2020 durante la pandemia y bajo la influencia de la lectura de “Fragmentos de un discurso amoroso” de Roland Barthes.

“Barthes, lejos de desarrollar un ensayo convencional, articula su reflexión a partir de capítulos breves que recorren desde el psicoanálisis y la filosofía hasta la literatura y que se van ensamblando para desacralizar tanto el amor como la escritura misma”, explica el autor, quien acusa la influencia del semiólogo estructuralista en la construcción del sujeto poético.

Daniel Giarone es licenciado en Comunicación Social y periodista.

Además del autor de “S Z” y alusiones a Michael Foucault o Pablo Neruda, Giarone se confiesa tributario del grupo Martín Fierro y de los vanguardistas de las primeras décadas del siglo XX, como Macedonio Fernández, Oliverio Girondo o Jorge Luis Borges: “La lectura de Girondo tiene reverberancias en este libro, en lo que mi escritura tiene de lúdica, de juego con el lenguaje, de tomar tan en serio la escritura de lo amoroso como para permitirme el humor, el sarcasmo, la insolencia”.

Ese carácter festivo de los textos se ve en “Alguna vez supimos entendernos”, en el que los cuartetos se completan con meros “blabla” o en “A”, un poema escrito únicamente con palabras que comienzan con esa letra, o incluso “A.M.O.R.O.S.O.”, en el que cada verso comienza con una de las letras que componen ese adjetivo.

“Esas restricciones -sostiene el autor- me permitieron una forma propia de escritura, y, al mismo tiempo, una desacralización tanto de la literatura como del amor, fundamentalmente del amor romántico”. En ese mismo sentido, lo fragmentario domina el libro, en un intento de dar cuenta de la imposibilidad “de narrar la totalidad, de fijar el amor en una definición, ya que al igual que el lenguaje, este insondable, elusivo y, tal vez, inclasificable”.

Una editorial independiente y suburbana

El libro de Giarone fue publicado por Macedonia Ediciones, un sello que se enorgullece de ser «independiente y suburbano». Según cuenta uno de sus gestores, Fabián Vique, surgió en 2008 en Morón como un proyecto para publicar obras propias y de amigos. Pero a lo largo de casi 15 años, la editorial que homenajea en su nombre al escritor Macedonio Fernández fue sumando nombres y géneros y en la actualidad publica fundamentalmente microficción, pero también poesía, cuento, novela, crónica, historia, teatro y ensayo. 

«Revindicamos nuestra condición de sello suburbano, como un rasgo de nuestra identidad, que no sabemos muy bien cuál es, ya que la mayoría de las editoriales son porteñas. Y, curiosamente, la mayor parte de nuestros autores también son bonaerenses o de otras provincias», señala Vique, quien cuenta que comercializan sus lbros en unas pocas librerías, en congresos y presentaciones y a través de la página web, pero pronto tendrán versiones en ebook para facilitar la difusión de las obras.  

Los relatos y poemas que integran el trabajo están lejos del amor romántico, incluso cuando reflejan la disolución de una relación. El sujeto amoroso apela a metáforas del habla cotidianas (“Siempre te falló la pila”) o narra la separación desde una cotidianidad irritante: “Te llevaste tus cosas: una carta de amor escrita en un cupón de descuentos del supermercado… los sueños que guardábamos en una bolsa rota en el fondo del freezer”.

Al mismo tiempo, el lenguaje busca narrar algo que se rompe, desde el título mismo: “Solo estalla lo que se nombra”. “Me interesa el tono coloquial, el registro de la calle, a veces desenfadado, incluso procaz, para hablar de lo que me preocupa y me tomo muy en serio, como la pérdida en el amor”, describe el autor, quien es también licenciado en Comunicación Social (UBA) e integra el equipo docente del programa cultural San Martín Lee.

Sin embargo, Giarone (“Crónicas del asombro”, 2017; “Voces claras en medio del ruido”, 2001) también precisa que busca contraponer a ese lenguaje llano otro más sofisticado. “Creo en la necesidad de trabajar sobre el lenguaje, en ir y venir una y otra vez sobre la escritura; la importancia de la lengua para designar, para dar cuenta del mundo, para construirlo y, al mismo tiempo, para dejar en claro su insuficiencia. Me resultó interesante trabajar con palabras inventadas, que solo adquieren sentido en contexto, como ‘buscaniguas’ o ‘xarapa’, y también con onomatopeyas”.

“Me interesa que mi escritura abra el sentido en lugar de clausurarlo, construir desde el texto un lector activo que complete lo que escribo. Apostar por una lectura que recupere el placer de leer pero que requiera cierto compromiso del lector con el texto”, sintetiza el autor, quien en ese sentido destaca sus lecturas de escritoras como Silvina Ocampo o Fernanda García Lao.

A.M.O.R.O.S.O.

Abrís la puerta dos veces antes de irte
Mi gato y yo amamos las repeticiones, decís.
O insistís con lo mismo como si nunca hubiera pasado
Ridículo el verso que no rima, susurrás.
Otra vez esa poética anticuada
Sudan (sudaron) las plantas de los pies.
Otra vez ese olor a talco mojado cuando te dejo.

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