De Mendiguren: "La bicicleta financiera ya la vivimos y nunca terminó bien"

El diputado nacional de 1País José Ignacio de Mendiguren encabezó ayer una reunión con comerciantes de San Miguel en la Cámara de Comercio. Acompañado por Adrián Luque, candidato de la lista local, De Mendiguren desarrolló el modelo económico del massismo y explicó cómo funciona la bicicleta financiera del gobierno de Mauricio Macri. «Ya lo vivimos. En el corto plazo generará estabilidad, pero en el largo plazo termina mal, nunca bien», aseguró en una entrevista con El Sanmiguelino.

-Muchos temas de coyuntura nacional como las inundaciones, la economía, Santiago Maldonado están atravesados por la grieta, ¿cuál sería la estrategia de 1País para salir de ahí?

–l Gobierno ha sido tan inteligente de crear esta grieta, esta polarización que le ha permitido llegar hasta acá sin dar ninguna definición: a dónde se va con la economía, cuál va a ser el plan económico, qué se hará con los jubilados. Dicen que todo lo van a tratar después de la elección. La reforma tributaria, laboral, previsional quieren discutirla después de la elección. Discutamos esto en la campaña y que la gente y la prensa nos exija a la política definiciones. Que no nos voten más permitiéndonos que les digamos «vamos juntos que es mejor«, sin decir a dónde ni le permitamos que solamente digan «así no se puede seguir».
-Usted afirma que el Gobierno polarizó la elección con ayuda del aparato mediático. 

– Por un lado, el Gobierno asusta con Cristina, dice que es el ajuste o la corrupción más absoluta, que todos los días se pone en el escenario con enorme ayuda mediática. Y por otro lado, el kirchnerismo que para no hablar de sus temas de corrupción que todos los días le instalan, va a una oposición furibunda, dice que todo está mal. Hoy la sociedad recibe dos mensajes de estas dos facciones: del Gobierno «Vamos juntos que es mejor», sin decir adónde ni cómo. Vendiendo una esperanza. Y el kirchnerismo que dice «Así no se puede seguir», pero tampoco dice cómo se tiene que seguir. Y estamos nosotros que con toda claridad, en el largo plazo tenemos nuestro plan económico. No solamente decimos qué vamos a hacer, sino con quién lo vamos a hacer. Es el mismo equipo que sacó a la Argentina de la brutal crisis de 2002, donde Roberto Lavagna era ministro de Economía; yo era ministro de la Producción; Aldo Pignanelli era titular del Banco Central y un joven de 28 años, Sergio Massa, manejaba el presupuesto más grande de la Argentina, que era el ANSES.

-¿Y en el corto plazo?
-También hablamos del corto plazo, a la gente la plata no le alcanza. Entonces sacamos un proyecto de ley con un millón 700 mil firmas, que le dice al Gobierno «quitemos ya el impuesto al valor agregado sobre los once productos de la canasta familiar».

-¿Y frente a eso, el Gobierno nacional qué hace? 

-Nada. Además, nosotros dijimos dónde está la plata para ejecutarlo, ni siquiera pueden decir que es déficit fiscal. Hay una partida de 23 mil millones de pesos que no se utilizó, que era la que iba a devolver el 5 por ciento del IVA de lo que se hacía con tarjetas de crédito.

-¿Por qué creen que son el voto que la gente necesita? 

-Estamos frente a una elección legislativa, no se eligen intendentes o el presidente. Tiene que haber un Congreso equilibrado. Por la experiencia que Argentina ha tenido, qué necesita: ¿otra vez un poder hegemónico  y que el Congreso se transforme en una escribanía donde no se debaten las leyes? O lo otro es: ¿Queremos una oposición que se dedique a tirar piedras? Somos la opción más clara: porque somos una oposición responsable, somos la nueva política, que es aquella que quiere ganarle al adversario pero con propuestas superadoras. No queremos ganarle apostando a su fracaso, es la diferencia con el kirchnerismo. Esto no lo decimos, lo hicimos… y lo hicimos pagando costos políticos altos, votando las leyes que el Gobierno necesitaba, con las correcciones que había que hacer. Cuando necesitó el Presidente que Sergio Massa lo acompañara a la Cumbre de Davos para fortalecer su imagen internacional, Massa fue sabiendo el costo interno.

-¿Cuál es el mensaje a los pequeños y medianos industriales, comerciantes de San Miguel? 

-Hoy no hay plan económico, el único plan económico que tiene el Gobierno es el de la deuda. Nos endeudamos con el mundo a cien años, un caso inédito.

-¿Qué le parece esa deuda de los cien años? 

-Una locura, porque para hacerlo hemos pagado una tasa de un país prácticamente en convocatoria. El inversor que nos preste hoy ese crédito a cien años, en once años recupera todo el capital. Y los otros 89 años que le queden va a cobrar una tasa del 8 por ciento anual.

-Entonces, no ve un repunte de la economía.

-Hay que mirar la película, no solo la foto: hoy el Gobierno muestra brotes verdes. Hay sectores muy puntuales que están recuperando lo que cayeron el año pasado, como la construcción, el patentamiento de autos y motos.

-¿Pero eso está acompañado por un aumento del empleo?

-No. Desde que asumió el Gobierno la industria perdió 50 mil puestos de trabajo. Hay que analizar la sustentabilidad. El eje de la política económica del Gobierno es lo financiero: la bicicleta financiera. El Gobierno le pagó en el año 2016 a la especulación financiera 27 por ciento anual en dólares. Es decir, lo que en el mundo se paga en 22 años, la Argentina lo pagó en uno. En los tres primeros meses del año le pagamos 11 por ciento de interés en dólares. Lo que en el mundo se paga en cinco, seis años; acá se pagó en tres meses. El Gobierno dice que hay que ajustar las tarifas, hay que quitar los subsidios. Por otro lado, hay que pagar esta tasa de interés. Así se licua todo el ahorro que hicimos con los subsidios. Y nadie lo dice.

-¿Cómo explicaría el ciclo de la bicicleta financiera?

-La bicicleta financiera tiene tres patas. El primer punto es que el Gobierno decretó el ingreso irrestricto de capitales, es decir, que pueden entrar el lunes e irse el martes. En cambio,Chile obliga seis meses a quedarse; Brasil le pone un encaje, significa que si entran cien pesos, treinta no se pueden mover. El segundo punto es planchar el tipo de cambio y el tercero es tener tasas de interés altísimas. Entonces, el capital financiero entra, vende los dólares, agarra los pesos. Esos pesos los coloca al 27, 30 por ciento anual. El dólar está quieto. Después agarra esos pesos más los intereses, compra dólares de vuelta y se los lleva. ¿Qué sustentabilidad puede tener eso en el largo plazo? En el corto plazo es muy bueno, financiaron todas las obras con deuda pública. Pero los sectores que generan dólares, los únicos que nos van a poder hacer pagar la deuda, ¿hoy cómo están? Están importando chaucha de Bélgica, tomates de Israel, manzanas de Chile.

-¿Y cómo le serviría esa bicicleta financiera al país, según el Gobierno?

-Le sirve porque entran dólares, suben las reservas, pero suben por la deuda, no son dólares que se produjeron por la riqueza, por la balanza comercial, porque Argentina le vendió al mundo más de lo que le compró. No, es toda deuda y la debemos. Esto ya pasó: con la tablita de Martínez de Hoz y la convertibilidad de (Domingo) Cavallo. La primera etapa era bárbara, todos éramos millonarios, era el famoso «deme dos»; hoy es lo mismo con Chile, Paraguay y Miami. Ya lo vivimos y terminó mal o peor. Nunca bien. En el corto plazo generará estabilidad, en el largo plazo termina mal.

-Entonces, según usted hay tres modelos bien diferenciados.

-Uno de los proyectos tiene la cara de (Federico) Sturzenegger, hoy presidente del Banco Central, y viceministro de Cavallo en el 2001; el que terminó con la convertibilidad, el que le quitó el 13% a los jubilados para garantizar a los acreedores el pago de la deuda. Otro modelo es (Axel) Kicillof y (Guillermo) Moreno, que sabemos las políticas que aplicaron: inflacionarias, de control, falta de inversiones. Y el tercer modelo es Roberto Lavagna, agarramos la peor transición de la Argentina, en 2002. Instalamos un modelo productivo competitivo que inauguró el periodo de crecimiento más largo de la industria argentina, que llegó al 105 por ciento.