San Miguel

Casación benefició a un represor para que cumpla domiciliaria en Bella Vista

Se trata del médico Rogelio Martínez Pizarro, condenado por delitos de lesa humanidad en la ex ESMA.

Sara Solarz de Osatinsky describió cómo Jorge “el Tigre” Acosta se desesperó en medio de su sesión de tortura porque ella no gritaba. ¿Por qué no gritás?, le dijo. ¿Qué pasa? Ella le respondió que en realidad no sentía nada debido a todo el dolor que había sufrido. Entonces Acosta llamó a Rogelio Martínez Pizarro, uno de los médicos del centro clandestino –los Tomy– en este caso dermatólogo. Martínez Pizzarro, dijo Sara, la evaluó y señaló que podían continuar con la tortura. Tiempo después, ese Tomy le dijo a Sara: “A mí nunca nadie me puede acusar de ser un torturador porque nunca torturé a nadie”. Ella le replicó: “Dando la venia para que continuaran la tortura, también me parecía que él era un torturador”.**

Con la disidencia de Alejandro Slokar pero con la mayoría de los camaristas camaristas Guillermo Yacobucci y Carlos Mahiques, la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal anuló, el viernes pasado, el fallo del 6 de abril del Tribunal Oral Federal (TOF) 5 con el que le había sido negada la prisión domiciliaria al médico de 71 años, Rogelio Martínez Pizarro, condenado a prisión perpetua por crímenes de lesa humanidad.

La decisión de la Sala incluyó que el TOF 5, le dictara  una nueva sentencia.

En el fallo – al que accedió Diario PH- indica que de otorgarle la prisión domiciliaria, Martínez Pizarro viviría junto a su esposa en su casa de la calle Entre Ríos al 900, en la localidad de Bella Vista. 

En 2017, ese TOF 5 condenó a 54 represores por delitos de lesa humanidad. Martínez Pizarro artínez Pizarro, un médico de 71 años, fue condenado a prisión perpetua por su participación en más de 200 privaciones ilegitimas de la libertad y más de 200 casos como imposición de tormentos con el propósito de obtener información o quebrantar su voluntad. Además de por nueve homicidios agravados.

Martínez Pizarro argumentó que se dedicó a controles “mínimos”, pero en el juicio se acreditó no solo su intervención como médico, sino su ascenso durante el tiempo que estuvo en la ESMA. Fue condecorado por Emilio Massera por su “heroico valor al combate”.

A lo largo de las declaraciones testimoniales, el apellido Martínez Pizarro fue nombrado por Sara Osatinsky, también Lisandro Cubas, Alfredo Buzzalino, Miguel Lauletta, Ricardo Coquet, y también aparece en la carta escrita por Domingo Maggio, en abril de 1978, cuando escapó de la ESMA.

Desde el colectivo de sobrevivientes de la ESMA emitieron un comunicado: «Este represor además de asistir a los militares en las salas de torturas, se encargaba de dormir a los detenidos antes de subirlos en los vuelos de la muerte. También asistía los partos de las compañeras embarazadas para luego entregar el bebé a militares que los apropiaban».

«Hacemos un llamado a los Partidos Políticos, Centrales de Trabajadores, Sindicatos, Centros de Estudiantes, Organizaciones Políticas y Sociales, Organismos de Derechos Humanos, y referentes políticos, gremiales, estudiantiles y sociales para que acompañen públicamente este repudio, y evitemos que los asesinos de nuestros 30 mil compañeras y compañeros vuelvan impunemente a sus casas», remarcaron.

La declaración es refrendada por Nilda Actiz Goretta, Cristina Aldini, Alfredo Ayala,Víctor Basterra, Eva Bernst, Ricardo Coquet, Raúl Lisandro Cubas, Alejandro Firpo, Liliana Gardelia, Juan Gaspari (Gasparini), Martín Grass, Miriam Lewin, Ana Malharro, Alfredo Margari, Leonardo Martínez, Rolo Miño, Juan Miranda, Carlos Muñoz, Luis Onofri, Lucía Onofri, Daniel Oviedo, y Lila Pastoriza, entre otros.

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** Cita en Página 12

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