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Georgina Sticco: ¿A qué nos referimos cuando hablamos de brecha de género?

Para iniciar el 2024, mi ONG Crecer, Género y Trabajo, junto con LatinGráfica, crearon un calendario llamado “La brecha de los 91 días”, para visibilizar la brecha salarial que afecta a las mujeres en el mercado laboral argentino.

El calendario tiene unos días laborables extra cada mes, que, a lo largo del año, suman 91 días en total. Este número representa cuánto tiempo extra tienen que trabajar las mujeres en Argentina para ganar lo mismo que los hombres.

¿Por qué 91 días? Esta cifra representa una diferencia del 25 por ciento entre los ingresos promedio de hombres y mujeres (INDEC, 2023). La diferencia se debe a varias razones, entre ellas que las mujeres se concentran en empleos peor remunerados, trabajan a tiempo parcial o se encuentran en empleos informales. La cifra, por tanto, esconde varias desigualdades. Lo importante es analizarlo y entender qué significa y qué hay detrás, ya que la brecha se ha mantenido estable en las últimas décadas.

La razón fundamental detrás de la brecha salarial en Argentina tiene que ver con la distribución desigual de las tareas domésticas y de cuidado no remuneradas. Las mujeres dedican seis horas diarias a estas tareas, mientras que los hombres dedican menos de la mitad (INDEC, 2022). Cambiar los patrones culturales sobre cómo distribuir la carga de estas tareas, así como extender la licencia parental o de paternidad, también son esenciales para generar un entorno más equitativo. A día de hoy, cuanto mayor es la presencia de niños en el hogar, las mujeres trabajan menos horas que los hombres, lo que reduce sus ingresos; en hogares con dos o más hijos, la brecha salarial aumenta al 35 por ciento (FES, 2018).

Por otro lado, la brecha varía según los niveles de calificación de los trabajadores; en puestos operativos, la brecha se reduce al dos por ciento. Esto se debe a la importancia de los convenios colectivos, que garantizan la igualdad salarial para todas las personas. En contraste, en el sector informal la brecha salarial se eleva al 36 por ciento (INDEC, 2023).

Es importante analizar esta situación sector por sector, para entender qué factores tienen un impacto particular en cada uno. Por ejemplo, llama la atención que incluso en los sectores feminizados exista una brecha salarial.

En comercio y salud, dos de los sectores con mayor presencia femenina, la brecha es del 36 por ciento y 32 por ciento respectivamente (Ministerio de Economía, 2022).

Esto tiene que ver con los roles que ocupan las mujeres en esos lugares. En este caso, la lectura es clara: aunque son la principal fuerza laboral, las mujeres no ocupan puestos de decisión.

La falta de acceso a puestos de liderazgo es algo que ocurre en todos los sectores de la economía: solo dos de cada 10 puestos directivos están ocupados por mujeres (INDEC, 2023 y CNV). Esto tiene que ver con la ya mencionada desigualdad en la distribución de las tareas domésticas, que genera barreras en las carreras de las mujeres, y con sesgos relacionados con lo que se espera de un líder.

El objetivo del calendario es concienciar sobre esta realidad y llamar a la acción. El concepto de «brecha salarial de género» nació hace 40 años y sigue vigente en la actualidad. Para Crecer, Género y Trabajo es fundamental visibilizar esta brecha, ya que evidencia una distribución desigual del ingreso, que puede modificarse con políticas claras que permitan cambiar las estructuras que sostienen la desigualdad.

¿Qué pueden hacer las organizaciones? Las empresas pueden comunicar bandas salariales para generar mayor transparencia, afirmar periódicamente que el proceso de evaluación del desempeño no perjudica a las personas que toman licencias prolongadas, adaptar objetivos y garantizar ajustes salariales y analizar sistemáticamente la brecha salarial y desarrollar medidas correctivas en los casos en que se detecte .

Es importante poder leer lo que significa la brecha en una organización. Si esta brecha se mantiene a lo largo de los años, implica que la organización no está realizando cambios estructurales que permitan que más mujeres se incorporen a los empleos mejor remunerados.

Por otro lado, es importante que los gobiernos implementen un sistema de atención integral, y es fundamental que las licencias sean de igual duración para hombres y mujeres.

Sin estos cambios, vivimos en un contexto desigual, donde las mujeres tienen menos autonomía económica, lo que les dificulta tomar decisiones libres sobre sus vidas.

por Georgina Sticco, Directora y Cofundadora de Grow Género y Trabajo

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